La comunidad del barrio Minuto de Dios, en el municipio de Soacha, se encuentra conmocionada y atemorizada tras el infame asesinato de Jairo Duván Robles, un joven de tan solo 23 años, ocurrido en plena luz del día y a escasos metros de su vivienda. Sicarios acabaron con su vida, dejando un vacío de dolor en sus seres queridos y vecinos.

El relato de los testigos deja entrever el horror presenciado por quienes compartían la mañana en la esquina donde se suscitó el crimen. La situación ha generado un profundo sentimiento de inseguridad en el sector, que denuncia una falta de control en cuanto a la violencia que los aqueja.

Las autoridades, a través de las grabaciones de cámaras de seguridad del sector, buscan identificar al autor del homicidio y determinar las circunstancias que desencadenaron este trágico suceso. Sin embargo, en medio de la incertidumbre, lo que sí es evidente es la urgente necesidad de abordar la problemática de la violencia en esta zona.

Una vecina, quien presenció la escena, expresó su indignación ante la situación y cuestionó la efectividad de las medidas de seguridad implementadas en el lugar. Manifestó que, aunque se ven patrullas policiales ocasionalmente, la violencia persiste en el día a día.

La muerte de Duván no solo ha dejado una familia destrozada, sino que ha resaltado la crudeza de una realidad donde los crímenes violentos parecen no tener fin. La comunidad clama por un mayor compromiso de las autoridades y por una respuesta efectiva ante esta problemática que afecta su tranquilidad y bienestar.

Es imprescindible que las instancias competentes refuercen las acciones de seguridad en el barrio Minuto de Dios y en otras zonas vulnerables de Soacha. Además, se hace necesario un trabajo conjunto con la comunidad para implementar estrategias que prevengan y disuadan la delincuencia, buscando así devolver la paz y la confianza a la ciudadanía.

En memoria de Duván y en solidaridad con su familia, la sociedad soachuna exige respuestas y soluciones concretas que permitan erradicar la violencia y garantizar un ambiente seguro para todos sus habitantes. La indiferencia ya no puede ser la respuesta; es hora de unir fuerzas y trabajar incansablemente para detener esta cadena de dolor que sigue cobrando vidas.