En los últimos meses, ha circulado una afirmación repetida una y otra vez: Soacha es una de las ciudades más seguras de Colombia. Esta afirmación se ha atribuido a la inversión social y al trabajo incansable de la Policía en la región. Sin embargo, ¿qué hay realmente detrás de estas afirmaciones?
El gobierno de El Cambio Avanza ha hecho hincapié en su supuesta dedicación a la inversión en programas sociales, seguridad, infraestructura y educación en Soacha. Según ellos, el presupuesto destinado a estos fines es exclusivamente para esta ciudad. Pero, ¿cómo se reflejan estas inversiones en la realidad cotidiana de los ciudadanos de Soacha?
En una rueda de prensa reciente, el alcalde de la ciudad, Juan Carlos Saldarriaga, presentó cifras que supuestamente evidencian una reducción en los índices delictivos. Sin embargo, es importante analizar detenidamente estas cifras y contextualizarlas adecuadamente.
El alcalde destaca una tasa de homicidios de 5,3 por cada 100 mil habitantes en Soacha, en comparación con ciudades como Bogotá, que se acerca a 14, y Cali, que alcanza cifras alarmantes de 45 o 50. No obstante, es fundamental señalar que la población de Soacha es subestimada en el censo oficial, pues todos los habitantes saben que superan el millón de habitantes. Esta discrepancia pone en duda la validez de las cifras presentadas y si realmente reflejan la realidad.
Además, se mencionan otras estadísticas supuestamente positivas, como la captura de personas en flagrancia, capturas por orden judicial, incautación de estupefacientes y recuperación de vehículos. Estos logros se atribuyen al trabajo de la Policía de Soacha y a la inversión del gobierno local. Sin embargo, ¿qué tan efectivas son estas acciones? ¿Realmente contribuyen a una mejora sostenible en la seguridad de la ciudad?
El comandante de la Policía Metropolitana de Soacha, Diego Vásquez, destaca el trabajo conjunto de diferentes actores y el apoyo económico de la Alcaldía. Sin embargo, no se brinda información detallada sobre las estrategias implementadas ni sobre la evaluación de su efectividad. Esta falta de transparencia genera dudas legítimas sobre la eficacia real de las medidas de seguridad implementadas.
Es importante cuestionar la afirmación de que la inversión social es el pilar fundamental de la seguridad en Soacha. Si bien es indudable que la inversión en programas sociales puede contribuir a la reducción de la violencia, no se debe subestimar la complejidad de los problemas de seguridad. Enfrentar la delincuencia requiere abordar diversas causas estructurales y sistémicas que van más allá de la simple inversión económica.
El alcalde Saldarriaga destaca la importancia de una visión holística, donde se aborden los problemas desde la base de la sociedad. Se mencionan programas para brindar alimentación a niños y bonos alimenticios a los abuelos, así como vías pavimentadas que supuestamente mejoran la capacidad de respuesta de la policía. No obstante, es necesario preguntarse si estas acciones realmente abordan las raíces del problema de seguridad y si están respaldadas por evaluaciones exhaustivas de su impacto.
En conclusión, las afirmaciones de que Soacha es una de las ciudades más seguras de Colombia gracias a la inversión social y al trabajo de la Policía deben ser recibidas con escepticismo. La falta de transparencia en la presentación de datos y la ausencia de evaluaciones claras de las estrategias implementadas generan dudas sobre la efectividad real de estas medidas. Es fundamental que los ciudadanos de Soacha exijan una rendición de cuentas rigurosa y una información clara y verificable sobre la seguridad en su ciudad. Solo así podrán evaluar adecuadamente la realidad de su entorno y exigir acciones concretas para abordar los desafíos de seguridad que aún persisten.